Las plantas y los animales nos observan incrédulos. ¿Cómo es
posible que nos maltratemos así? ¿Por qué ambicionamos tanto?
Nos olvidamos de nuestra relación con la naturaleza, y por
lo tanto, con la vida.
Ahora sólo continuamos como autómatas de la razón y de la
productividad hacia un fin incierto, más negro que el oscuro manantial del
ser al final ¿inicio? del universo.
Este fenómeno de la explotación y esclavitud humana en su máxima expresión
sucede en todo el mundo, a toda hora, y desde siempre ya…
En verdad espero con mucha ansia un cambio radical en la
conciencia humana. Pero estos cambios de conciencia y espirituales creo que
sólo se podrán dar cuando en verdad la tierra y la naturaleza nos sacuda y nos
despoje del materialismo en el que nos hemos enredado… el consumo de ciertas drogas alucinógenas que
podrían romper la cáscara de la conciencia alienada que somos…. O un hecho tal
que el centro magnético del planeta se vea afectado, y por lo tanto nuestro ser
igual.
Cuando no tengamos
nada más que nuestras extremidades y nuestros instintos para manejarlas,
iniciará una nueva etapa del ser humano, si es que puede llamarse Ser a una
acumulación de “necesidades” nacidas en el seno del sistema capitalista, que ya
ni tiene conciencia de su respiración, ni de su historia. La única conciencia
que tiene es la de la acumulación y la satisfacción de necesidades ridículas e
intrascendentes que le aseguren su estabilidad “económica”. Porque el mundo
gira alrededor de la economía, y no del sol…cuando la verdad es despojada de su
lugar tan descaradamente… que más queda sino negarla y vivir en la espesa y
neblinosa mentira que se llama cultura…
Quiero una respuesta argumentada a la siguiente pregunta:
¿De qué ha servido hasta hoy todo el edificio teórico que han construido los
diferentes “arquitectos” de la cultura occidental, desde Sócrates hasta el
momento en el que está escribiendo estas líneas? Yo puedo responder la
pregunta, sin necesidad de argumentos, porque no los hay. Simplemente la respuesta
es esta: para nada, únicamente para compensar la culpa que tiene el poderoso y justificar su maltrato a la humanidad. ¿No es
acaso esto mismo lo que hizo la Iglesia? Un neoplatonismo de los oprimidos, de
los débiles. Se tranquilizan al leer a los grandes clásicos y recibir una
especie de respiro, de soplo de aire fresco. Pero como todo aire es pasajero,
como todo respiro no es duradero, y nunca palpable, y como tal, llega a apagarse.
En la época de la conquista, el desconocimiento y la falsificación sobre los conocimientos
ancestrales por parte de las sociedades prehispánicas ,
desde Norteamérica hasta la Patagonia,
han calado hondo en la conciencia occidental, nos ha cegado y vuelto sumisos. Nos han puesto una obra de teatro por delante
de la realidad, somos los personajes secundarios de esta falsa obra, de esta
pantomima de la existencia, de la inseguridad para afrontar la nada, porque
nada hay atrás del velo, nada hay detrás del escenario vida, del cuadro que nos
han pintado y que nos han hecho creer como “realidad” y “verdad”. El primer y
gran director, cabeza principal de este teatro de la desgracia: la iglesia. Su
ideología: el cristianismo y, consecuentemente el imperialismo capitalista. Su objetivo: inculcar la destrucción y la muerte en
cada rincón del planeta donde abunda vida, donde crecen árboles y plantas, donde hay
naturaleza, donde todo es puro aún. Consecuencia: una inconsciente insatisfacción general y la “aparición”
de la psicología para “curar” a estos enfermos, aparición que por lo cierto no es más que una rememoración (la psicología debe ser de las primeras
ciencias que aprendió el humano). Nace aquí otro problema. ¿Bajo qué parámetros
determina la psicología actual al loco? ¿A quién se considera curado? ¿Bajo qué
criterio vuelve a ser borrego el lobo? Creo que estas preguntas son
determinantes para conocer nuestra paranoia de sensatez que nos persigue
constantemente, nuestra paranoia del productivismo…
El que piensa, el solitario, el que no trabaja y genera
impuestos, es el “loco”, o simplemente, no es. ¿Desde cuándo existe el derecho para
determinar la existencia de alguien?
Ahora veamos cómo el imperialismo se gana el afecto y los bolsillos
del ser humano. Es igual de oscuro y apestoso como todo lo que ha sucedido en Occidente.
Mediante el miedo, mediante la sangre, es decir, mediante la “verdad” científica, la irracional verdad "racionalista". Porque solo ellos saben cuál es la verdad,
pero no nos la dicen, porque nada podemos conocer que no haya sido conocido
antes, sólo estaremos seguros cuando estemos muertos, en el reino celestial del
más allá se compensará todo el sufrimiento que somos capaces de soportar aquí
en la tierra, donde sentimos y respiramos. El pobre cree que nació pobre por un designio
de Dios. El rico cree que con la posición en la que se encuentra será salvado
porque es el “elegido”. Sin duda el elegido para destruir el mundo. ¿Quién es
el diablo ahora?
¿Cuál es esta fórmula de la verdad imperialista?: estudiar,
trabajar, generar dinero para ellos, ser productivo; sólo así
podremos alimentarnos e intentar pensar.
Eso si nos dejan intentarlo, y no nos ciegan mediante los medios de
comunicación y la televisión, que lamentablemente es a lo que tendemos.
Sólo obtener lo justo para
el alimento y nada más; no hay como viajar, no hay como conocer, porque no hay
como dejar de trabajar! El no trabajar
es irse en contra de la lógica capitalista, es morirse de hambre; el no estudiar es irse en contra de la
ideología imperialista. ¿Por qué? Porque tienes tiempo libre para pensar y
darte cuenta de la mentira en la que vives, y volcarte a la crítica, lo cual no
viene de la mano con la convención. El estudiante es un engranaje más del la
rueda dentada y afilada que se llama imperialismo. El sistema es el
capitalismo, lo repito, y el estudio académico es un sistema. Por lo tanto el
estudiante, el académico, inconscientemente se transforman en el capitalista
“culto”, estos pingüinos de la educación. Pero ahora, lo que ha engendrado el
capitalismo se está volviendo contra este mismo, como una persona que no tiene
otra opción que la de salvar su vida al darse cuenta, después de tantos años,
el haber vivido el peor tipo de esclavitud que haya existido jamás. El haber
interiorizado la mentira, comienza a gestar patologías nunca antes vistas.
Eso es el capitalismo, un padre malvado, un dios; no el
diablo, porque este conoce, pero a dios
le gusta el sufrimiento, y al humano le gusta sufrir… Pero sólo se puede sufrir
de esta manera involuntaria hasta que su vida se ve amenazada, y es en este
momento de extrema lucidez (paradójicamente la lucidez aparece en situaciones
límite, cuando la oscuridad amenaza con cubrirlo todo) cuando el individuo
maltratado y bombardeado de insensateces genera un rayo de luz, de conciencia,
que penetra fuertemente en el espacio oscuro y lo ilumina. Esta iluminación es
la crítica, la autonomía, el inicio de un nuevo camino, la apertura a nuevas
experiencias, nunca antes experimentadas por persona alguna (¿o sí?), y por lo
mismo; puras, intactas, posibles… obligando de esta manera a re-construir
constantemente un sistema propio de conceptos morales, de valorización de la
vida; una re-estructuración y posterior limpieza mental. En este punto nos damos cuenta que las
palabras son limitadas, no expresan aquello que quieren determinar, por lo
tanto quedan excluidas como medio de conocimiento. No están a la altura del
silencio y la autocontemplación o ¿contemplación?. Hay que saber integrar los conceptos, no simplemente saber lo que
nombran; de nada sirve lo artificial. Nos damos cuenta aquí la incapacidad que ha tenido este sistema, así como nuestros antepasados del medio evo, para crear cosas nuevas, proyectos nuevos,
sistemas nuevos, caminos nuevos. La convención y la mediocridad siempre son
medios más efectivos de control. La arbitrariedad de la historia lo corrobora.
Al contrario de lo que muchos moralistas y “pensadores”
piensan, estas experiencias, la búsqueda de estos nuevos espacios que ayuden a
romper los límites impuestos por la cultura (el sistema) son provechosos,
fecundos, y ofrecen al individuo una gama gigantesca de posibilidades.
¿Cómo podemos aprovechar esto? ¿Cómo podemos guiarnos a
través de este nuevo estado de conciencia que rompe cualquier límite y quiere
negar a toda costa lo que limita y enferma?
Simplemente siendo, escuchando lo que el instante tiene para
contarnos, y de esta manera eliminar todo lo establecido para radicarse en la
pura inmanencia… ¿por qué tenemos miedo de cortar lazos con un pasado que lo
único que ha hecho es maltratar a las personas, animales y naturaleza?, es
decir, ¿por qué tenemos miedo de cortar lazos con lo que nos ha maltratado
constantemente? ¿Acaso somos seres autodestructivos?
Por lo menos yo no lo soy, y reclamo vida y honestidad. ..
por: pedro. a